Un diagnóstico del sector educativo en tiempos de Emergencia por parte de Luisa Pernalete

mayo 16, 2022

La educadora con más de 40 años de ejercicio en Fe y Alegría comparte con Hermanos Venezuela su mirada ante la crisis por la que atraviesan estudiantes, cabezas de familia y profesores.

La rutina escolar en Venezuela se perdió. Así lo aseguró Luisa Pernalete, educadora y defensora de los Derechos Humanos, quien analiza cómo una serie de contextos políticos y socioeconómicos que van desde la inseguridad alimentaria, pasando por los problemas de transporte, hasta la migración, enfermedad o muerte de los padres, influyeron negativamente en la escolaridad venezolana.

Un panorama palpable

“La educación está en emergencia, pero esta emergencia no comenzó con la pandemia. Hace más de cinco años que la inasistencia en los colegios se debe a problemas estructurales relacionados con la falta de servicios públicos, así como la renuncia o el abandono de los profesores, y esto es a causa de bajos salarios”, dice.

Pernalete compara Japón -uno de los países donde las áreas de la Salud y la Educación son las mejores pagadas- con Venezuela que se ha posicionado por debajo de Cuba y Haití, y que lamentablemente tuvieron la distinción de ser los países con los salarios más bajos en Educación. “En la década de los años setenta y ochenta Venezuela no figuraba en estas lista; nuestra moneda era fuera, pero la devaluación ha hecho que los salarios den vergüenza”.

Aunque asegura que hay aumentos, los educadores ganan poco más treinta dólares al mes lo que obliga a los educadores a sortear la crisis económica con otras actividades, como dictar clases particulares, emprender proyectos para vender comida o prestar algún servicio que les permita sobrevivir paralelamente con su profesión.

Una metodología que apunta a la innovación y la acción

La profesora Luisa Pernalete con más de 40 años de ejercicio en Fe y Alegría recuerda cómo los trabajadores de esta institución articulan esfuerzos cuando un estudiante se ausenta a clases por varios días. Asegura que las razones, desde hace varios años, pueden ser muchas. “En Fe y Alegría llevamos un registro de los motivos de deserción escolar. Puede ser porque el estudiante tiene un problema serio de salud, porque uno de sus padres murió o porque ambos emigraron”,  dice

Pernalete asegura que el personal de frontera ha visitado los hogares de los jóvenes para escuchar en repetidas ocasiones que el o los estudiantes decidieron negociar la venta de gasolina, puesto que en dos o tres días pueden reunir más dinero de lo que gana un profesor durante un mes.

Simón Rodríguez, profesor del Libertador Simón Bolívar planteó en su momento una instrucción orientada hacia la educación social en la que los gobiernos ofrecieran salarios dignos a los padres, con el fin de que estos garantizaran la alimentación de los jóvenes en las escuelas. Esta tesis la recordó Pernalete para aseverar que en ningún momento ha sido una obligación de los colegios garantizar la alimentación de los muchachos. “Ojalá en Venezuela todas las familias tuviesen un trabajo con remuneración decente como lo dicta el artículo 91 de la Carta Marga, un salario que les permitiese a las familias cubrir sus necesidades básicas, pero la realidad es otra”, asegura.

El 16 de marzo de 2020 comenzó la cuarentena por la Covid-19 en el país, y con ella el reto de atender la matrícula escolar que ya venía reduciéndose en los últimos cinco años.

La educadora asegura que durante dos años desarrollaron una educación a distancia y que, en un país como Venezuela, acrecentó la brecha entre atendidos y no atendidos al tener una conexión a internet ‘mala’. Un informe de Speedtest Global Index, elaborado por la firma Ookla, develó que para diciembre de 2021 la situación de Venezuela en materia de telecomunicaciones se ubicó entre una de las peores del mundo con una conexión que oscilaba entre 5,88 Mbps, para redes móviles, y 7,19 Mbps para redes fijas.

“A los 15 días de comenzar la cuarenta, Fe y Alegría comenzó el programa ‘La Escuela en la Radio’ en 23 emisoras para niños de Pre Escolar y Primaria, puesto que solo habíamos tenido experiencia radiofónica en educación para adultos. Desde que nacimos hace 67 años, estamos acostumbrados a hacer las cosas y no esperar que nos caigan del cielo”, recuerda.

También precisa que 120 mil estudiantes fueron atendidos por medio de la modalidad  radiofónica, guías institucionales, papelógrafos en las puertas de las escuelas y, para los jóvenes de bachillerato se implementó una campaña para dotar a todos los profesores de teléfonos celulares y mantener la comunicación con sus estudiantes a través de grupos de WhatsApp. Al final, 82% de la población escolar de Fé y Alegría fue atendida.

“Lamentablemente no hay datos de las escuelas públicas y no puedo hablar por ellos. Desde 2016 no hay memoria y cuenta del Ministerio del Poder Popular para la Educación y un investigador no tiene cómo buscar datos oficiales, y si uno los pide no te los dan. En educación privada, evidentemente, la situación es distinta, el personal pudiese ganar más. Hay mejores elementos electrónicos para el alcance de la educación. Podemos decir, ahora, que el retorno a las clases presenciales ha sido paulatino, progresivo y lento”, considera.

¿Hacia dónde vamos?

La escuela se ha convertido en una institución con un alcance que va más allá del hecho de formar a profesores y alumnos. En tiempos adversos, la escuela también se convirtió en un punto de encuentro para tratar retos comunitarios. Así lo asegura Luisa Pernalete al afirmar que “la educación ya no será la misma”.

Considera que la tecnología llegó para quedarse y la pandemia propició una metodología que dio a los jóvenes cierta autonomía para desarrollarse y capacitarse en la escuela, y por ende, los profesores deben capacitarse cada vez más para cubrir las demandas del alumnado y la sociedad.

“En un informe de la organización Con la escuela se dijo que los niños y jóvenes de familias pobres y vulnerables son quienes menos se están inscribiendo. Estoy segura que la familia y la escuela deben trabajar juntos para garantizar que los niños puedan formarse”, advierte.

Pernalete dice sentirse preocupada por el futuro de la generación de los profesores de relevo ante el cierre de escuelas de Educación en Venezuela, debido a la baja de matrículas y la crisis institucional. “Vale la pena educar, hagamos un esfuerzo por garantizar y capacitar a los profesores que están adentro, pero también apoyemos a quienes se fueron buscando mejores condiciones de vida. Recordemos que el estudiante que deja de asistir, por diferentes causas, de tres meses a un año cuesta mucho enamorarlo nuevamente de las aulas”, lamenta.

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