James Downer y su apuesta a los venezolanos “donde sea”

septiembre 28, 2022

Por Hermanos Venezolanos. Fotos Guajira Bikes

Entre la avalancha de noticias e información que circulaba en las redes sobre Venezuela, James Downer se propuso descubrir la realidad del mito de este país en crisis. Fue su “primer paso”, confiesa, en lo que se convertiría en una relación de esperanza con los venezolanos y con un resurgimiento económico de la otrora potencia petrolera.

“Para mí, cada hora de cada día que pase la gente que no está trabajando en su carrera, estudiando o no están logrando sus sueños, es tiempo perdido”, dice este estadounidense de 30 años.

Downer fundó Roda, proyecto con el que ofrece créditos a trabajadores independientes que no estén bancarizados en la vecina Colombia, que ha recibido dos de los seis millones de migrantes que le han huido a la crisis humanitaria compleja que aqueja Venezuela.

Reconociendo que es “muy difícil empezar una vida crediticia en un país nuevo”, se propuso con Roda “empezar a apostar a los venezolanos en general donde sea”, cuenta Downer, especializado en las alternativas económicas fuera de los sistemas financieros formales.

Es una manera de “reentrar en la normalidad”, asegura, esa que perdieron cuando la economía venezolana comenzó a desplomarse en 2014, encadenando siete años de recesión hasta experimentar una ligera recuperación en 2021.

Estando en la turística ciudad de Cartagena, en la costa norte colombiana, Downer hablaba con un vendedor de cervezas. “Me di cuenta por su manera de hablar que obviamente era una persona bien educada”, rememora, para luego descubrir que ese venezolano que le ofrecía polas en la playa era un ingeniero mecánico graduado de la Universidad Simón Bolívar, una de las más reputadas del país y el mundo.

Para Downer, “la inspiración vino de ese momento”. En 2018, comenzó a enfocarse en la crisis migratoria venezolana.

Foto. Guajira Bikes

“Algo que no sabía antes de conocer la cultura venezolana era la cantidad de profesionales que estaba saliendo del país y que estaban vendiendo chicle y fruta, aquí y allá, solamente para sobrevivir y tratando de mandar a veces hasta la mitad de los ingresos para la familia en Venezuela”, dice.

Entonces, reconoció “una capacidad de crecimiento en la población migrante enorme”. “Quiero apostarle a eso”, cuenta. En el trayecto, Roda ha otorgado 4.500 créditos bajo el lema “Nos importa más a donde quieres ir que de dónde vienes”.

Downer vive en Bogotá desde el inicio de la pandemia en 2020, momento en que ideó otro proyecto con el que aspira hacer de la capital colombiana una ciudad más sustentable: Guajira, bicicletas eléctricas de producción nacional.

Foto. Guajira Bikes.

En medio de las restricciones de movilidad que vinieron con el covid-19, el estadounidense vio que las bicicletas eran el “boom” del momento. “Con todo el país parado, la gente que se mantenía en movimiento eran los ‘rappis’”, explica.

Se trata de una fuerza de trabajo sobre ruedas y con grandes mochilas cúbicas en la espalda que circula por los casi 600 kilómetros de ciclorutas. Y en Bogotá es común escuchar el acento venezolano cuando se habla con un “rapitendero”, como se le conoce a los empleados de la empresa colombiana de domicilios Rappi.

Esto, cuando no están colándose entre los característicos trancones de la ciudad. Bogotá tiene la peor movilidad de América y la cuarta peor del mundo, según el índice de tráfico Tomtom. Y cifras oficiales arrojan que el promedio general de la capital es alrededor de 25 k/h, poco más que la velocidad media a la que anda una bicicleta.

Es por ello, cuenta Downer, que “la bici eléctrica es una herramienta clave para reducir la congestión de la ciudad, no solamente de Bogotá, sino todas las ciudades del mundo. Ciudades que están diseñadas alrededor de un carro no son ciudades amigables para una persona”.

Foto. Guajira Bikes

Guajira se dispone a lanzar unas 120 bicis eléctricas antes de que termine el año. Son modelos fabricados “de cero”, después de incursionar con los ciclomotores y las bicis eléctricas que ya existían en el mercado. En sus diseños destacan características como un marco resistente, amortiguación, frenos hidráulicos, incluso un sistema antirrobo, con GPS y rastreo para apagar el motor en caso de robo, tras “pruebas de exigencia” en las empinadas cuestas bogotanas.

Tal inversión representaría que los ingresos de los “rapitenderos” se duplicaran o triplicaran, considerando que se pueden cubrir “hasta 80 kilómetros diarios” con las bicis eléctricas, según Downer.

Todo es parte de esa apuesta que se hizo hace unos cuatro años. Downer tiene “prisa” en seguir consolidando sus proyectos: “Venezuela es capaz y merece un regreso a como estaba. Nos estamos esforzando para tomar un rol importante en ese regreso que va a pasar sí o sí”.

Foto. Guajira Bikes

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